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Importar autos en Argentina: promesas, trabas y una reforma que aún no arranca

El Gobierno busca facilitar la importación de autos, pero la falta de reglamentación retrasa el acceso y encarece los costos para particulares y empresas.

Entre promesas de desregulación y trabas burocráticas

A pesar de los anuncios oficiales y el entusiasmo que generó la reforma de la Ley Nacional de Tránsito, la importación de autos en Argentina sigue atrapada en un laberinto burocrático. A principios de 2025, el Gobierno nacional prometió una simplificación radical del sistema de homologación para autos importados. La medida forma parte de una política más amplia de desregulación liderada por Federico Sturzenegger, actual ministro de Desregulación y Transformación del Estado. Pero, como ocurre a menudo, el decreto ya fue publicado y la reglamentación todavía no.

¿Qué prometía el nuevo sistema?

La reforma al sistema de importación de vehículos, incluida en el decreto 196/2025, tenía como objetivo reducir costos y agilizar tiempos para la importación, no solo por parte de empresas automotrices, sino también para personas físicas que quisieran traer su propio vehículo al país. La clave está en la homologación, es decir, el proceso por el cual se certifica que un vehículo cumple con las normas necesarias para circular en Argentina.

Actualmente, ese trámite implica dos etapas costosas y engorrosas:

  • La Licencia de Configuración de Modelo (LCM), emitida por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).
  • La Licencia de Configuración Ambiental (LCA), otorgada por la Subsecretaría de Ambiente.

El plan del Gobierno consiste en reemplazar el actual sistema por uno más abierto y simple, que permita emitir un nuevo Certificado de Seguridad Vehicular (CSV) de forma casi automática, siempre que el vehículo cumpla normas internacionales previamente reconocidas por el Estado argentino.

Los efectos de la demora

La expectativa era que la reglamentación estuviera lista para fines de abril, pero a fines de mayo aún no se ha publicado. Esta demora no solo frena el ingreso de autos al país, sino que también pone en pausa uno de los pilares del plan económico del Gobierno: el ingreso de 50.000 autos híbridos y eléctricos sin aranceles de importación.

Muchas empresas importadoras, que ya habían ganado cupos en licitaciones previas, siguen esperando el visto bueno técnico para poder despachar vehículos desde el exterior. Otras compañías, por su parte, decidieron seguir por la vía convencional, asumiendo los costos y tiempos actuales del sistema.

¿Y los particulares? El sueño de importar su auto propio

En teoría, si el nuevo sistema se implementara, una persona común podría importar un auto sin tener que depender de un concesionario oficial. El Gobierno busca crear una base de datos pública con las especificaciones técnicas de todos los modelos vendidos en el país. Esto permitiría que un particular que quiera importar un modelo idéntico no tenga que gestionar documentación con la fábrica de origen.

Sin embargo, la realidad es muy distinta. Mientras no se reglamente la ley, importar un vehículo de manera individual sigue siendo una odisea legal y técnica, fuera del alcance para la mayoría de los argentinos.

El desafío de los autos usados

En paralelo, la importación de autos usados creció un 6,8 % durante el primer cuatrimestre de 2025, alcanzando las 18.175 unidades. Pero esta suba no se tradujo en mejores ventas. Según Rodrigo Ocampo, presidente del Centro de Importadores de Vehículos Usados, el sector enfrenta serios desafíos económicos y logísticos:

  • Aumento del flete terrestre: subió alrededor de USD 400 por unidad.
  • Bajante del río Paraguay, lo que reduce la capacidad del transporte fluvial.
  • Complicaciones para concretar cobros por parte de los compradores.

“Tenemos un gran stock, pero pocas ventas. La cobranza está complicada y eso obedece a la situación económica misma”, explicó Ocampo.

¿Un motor para la economía?

Más allá de las trabas, el sector de importación automotriz sigue generando empleo en una amplia cadena de valor. Desde fleteros, chapistas, electricistas, hasta mecánicos especializados, todos dependen de que los vehículos lleguen al país.

“Seguimos apostando por nuestro rubro y así ayudar dando trabajo a muchas personas”, subrayó Ocampo. De hecho, el aumento de unidades importadas también impacta positivamente en servicios de adaptación y reacondicionamiento de los vehículos para su venta local.

¿Qué viene ahora?

Desde el Ministerio aseguran que la reglamentación estaría lista en las próximas semanas, pero el silencio oficial genera incertidumbre. Mientras tanto, la demanda sigue estancada y los costos aumentan.

En definitiva, el proyecto para democratizar la importación de vehículos en Argentina aún no se pone en marcha. La iniciativa promete transformar el mercado automotor, pero hasta que no se concrete en reglamentos claros y accesibles, seguirá siendo solo una promesa.

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